Homenaje a Violeta Parra
Nació en 1917 en San Fabián de Alico (Ñuble), en la región central de Chile. A los 12 años escribió sus primeras composiciones. Comenzó cantando en humildes circos, bares, cabarets, en un estilo convencional. En 1953-54 surge la verdadera Violeta Parra. Después de un recital en casa de Pablo Neruda, canta “a lo humano” y “a lo divino” en Radio Chilena, lanzándose al primer plano del arte folklórico nacional. Inicia Sus giras de investigación por el centro y sur del país, que después extendió al norte. En 1955 participa en el Festival de la Juventud en Polonia. En París graba su primer disco para “Chants du Monde”, del Museo del Hombre.
De vuelta a Chile graba numerosos discos, con canciones tradicionales y propias. A la recopiladora infatigable intérprete genial, se une paulatinamente la creadora original de músicas y letras, la tapicera que inventa técnicas y materiales, la ceramista, la pintora. Expone en Buenas Aires. Viaja a la URSS, Finlandia, Alemania, Italia, Francia. En París actúa con éxito durante tres años, con sus hijos Isabel y Ángel. Maspero edita un libro suyo, Poésie Populaire des Andes. Da recitales y expone en Ginebra. En 1964 expone en el Louvre. Ese mismo año regresa a Chile abre una “peña folklórica” en Santiago. Fallece trágicamente el 5 de febrero de 1967.
MUDA, TRISTE Y PENSATIVA
Muda, triste y pensativa
ayer me dejó mi hermano
cuando me habló de un fulano
muy famoso en poesía.
Fue grande sorpresa mía
cuando me dijo: Violeta
ya que conocís la treta
de la vers'á popular,
princípiame a relatar
tus penurias «a lo pueta».
Válgame Dios, Nicanor,
si tengo tanto trabajo,
que ando de arriba p'abajo
desentierrando folklor.
No sabís cuánto dolor,
miseria y padecimiento
me dan los versos qu'encuentro;
muy pobre está mi bolsillo
y tengo cuatro chiquillos
a quienes darl' el sustento.
En ratitos que me quedan
entre campo y grabación,
agarro mi guitarrón
o bien, mi cogot'e yegua;
con ellos me siento en tregua
pa' reposarme los nervios,
ya que este mundo soberbio
me ha destinado este oficio;
y malhaya el beneficio,
como lo dice el proverbio.
Igual que jardín de flores
se ven los campos sembra'os,
de versos tan delica'os
que son perfeutos primores;
ellos cantan los dolores,
llenos de fe y esperanzas;
algotros piden mudanzas
de nuestros amargos males;
fatal entre los fatales
voy siguiendo estas andanzas.
Por fin, hermano sencillo,
que no comprendís mi caso;
no sabís que un solo lazo
lacea un solo novillo.
Pica'o tengo el colmillo
de andar como el avestruz,
sin conseguir una luz,
ni una sed de agua siquiera.
Mientras tanto, la bandera
no dice ni chuz mi muz.