Vivir para trabajar o mejor trabajar para vivir...


En realidad para mi ninguna de las dos reflexiones puede ser la correcta. En el caso de “trabajar para vivir”, se entiende que la razón fundamental de alguien para aceptar un trabajo es recibir un sueldo que le permita cubrir sus requerimientos económicos.

Por otro lado, “vivir para  trabajar” tampoco es el camino, ya que la vida debe ser algo más que solamente trabajar en condiciones que, en la mayoría de casos, son difíciles y no agradables.
La frase debería ser “trabajo para vivir bien”. Es decir, que uno sea feliz con el trabajo que tiene y en el cual debería estar reflejada la vocación o la actividad que mayor satisfacción le da a la persona.

Lamentablemente esto no es lo que ocurre ni ha ocurrido en la mayor parte de la historia. El trabajo ha constituido una especie de esclavitud que cada día se va profundizando, porque el consumismo hace que la persona nunca esté satisfecha y que tenga que trabajar más y más, en lo que sea, con la finalidad de tener mayores ingresos.

Estudiando algunas encuestas por internet mire un interesante estudio realizado en Estados Unidos refleja algo que probablemente ocurre en todas partes. La firma ‘Healthy Companies International’ realizó una encuesta a más de 500 trabajadores estadounidenses, en la que les preguntó lo siguiente: “Todos los empleados deberían poder buscar el éxito y disfrutar de una vida completa. ¿Cómo afecta su trabajo a su habilidad para disfrutar la vida?”.

Los resultados que arrojó la encuesta indican que solo 1 de cada 4 (26%) empleados encuentra felicidad y realización en su trabajo, mientras que la mayoría (60%) ve sus actividades profesionales únicamente como una forma de recibir ingresos y, de esta forma, poder satisfacer otras necesidades. Por otro lado, el 11% de los trabajadores encuestados  se queja de que su trabajo les roba toda su energía y su felicidad.

¿Y bueno, yo me pregunto cómo puede ser feliz la inmensa mayoría de trabajadores  ambulantes del mundo que pasan buena parte de su vida en las calles de las ciudades vendiendo productos en condiciones climáticas muy difíciles? ¿Cómo pueden ser felices los obreros de las fábricas, los mineros o los campesinos que laboran hasta el agotamiento y todos aquellos que trabajan como un robot haciendo el mismo trabajo repetitivo todos los días, sin ninguna creatividad? ¿Cómo pueden ser felices los ricos, millonarios y multimillonarios del  planeta dedicando su vida solo a tener más y más dinero, sin disfrutar de todas aquellas acciones que tienen un real sentido para el buen vivir?

El trabajo debería ser una fuente de bienestar personal y de felicidad, pero lamentablemente el mundo no está hecho para que eso sea posible. El sistema globalizado y consumista requiere de “autómatas humanos” que desarrollen actividades para permitirles tener más y más utilidades.

Todos los seres humanos inteligentes podemos desarrollar nuestra creatividad y realizar actividades que nos den una profunda satisfacción en nuestro trabajo. Esa debe ser la búsqueda de todos y, para lograrlo, es necesario e indispensable conocernos a nosotros mismos para descubrir las inmensas capacidades que todos tenemos pero que no las aprovechamos o sencillamente no la utilizamos por miedo a equivocarnos.



“LA VIDA ES UN PROYECTO DE AUTOCONSTRUCCION”. Su vida hoy es el resultado de sus actitudes y decisiones del pasado. Su vida mañana será el resultado de sus actitudes y decisiones de hoy.














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