¿Hay Alguna Diferencia? En tener Sexo y Hacer el Amor…
El sexo y hacer el amor tienen un punto en común que ambos comparten, y es cuando ambos se unen y alcanzan su intimidad plena en una relación sexual. El punto convergente es la relación sexual como tal, pero en lo demás hay diferencias amplias en cuanto a tener sexo y hacer el amor se refiere.
Los que Quieren Sólo Sexo
La persona que desea sólo sexo difiere de una persona que hace el amor en sus motivaciones.
Cabe mencionar que este tema no es exclusivo sólo de hombres, y así como hay masculinos que actúan de esta forma, también hay mujeres que obran de esta manera. El deseo de tener sexo y actuar en consecuencia no es tema exclusivo de hombres, los hay tanto de un lado como del otro.
Quien desea sexo sólo busca placer, ese es su único fin, ese es su mayor objetivo. Estas personas en su mayoría se camuflan bajo el ropaje de la galantería, son muy formales, fingen estar interesados en la persona de la cual desean obtener sexo y utilizan cualquier tipo de estrategias para obtener eso que tanto desean.
Cuando su víctima hace difícil la consecución de su fin último y cuando el deseo de tenerla es muy fuerte, son capaces de permanecer por algún tiempo hasta que consigan lo que tanto anhelan. Otros, sin embargo en vista de que no obtienen lo que buscan simplemente abandonan su tarea y buscan en otra parte. A la falta de sangre, las sanguijuelas desaparecen.
Son artistas del encanto, saben seducir, saben llegar al corazón de quien desean profundamente hasta que logran su cometido. Cumplido su propósito desaparecen como las sombras cuando llega la luz. Estas personas son muy dadas a invertir cantidades de dinero según sus capacidades sin miramientos ni remordimientos en detalles, invitaciones y acciones muy creativas puesto que saben que de esa manera van blandeando a los corazones, incluso los más duros pero todo con tal de obtener eso que quieren.
Estos individuos varían de acuerdo al nivel del deseo sexual que alguien le pueda provocar. Por eso y dependiendo de ese deseo, algunos aunque logren lo que quieren se quedan, pues desean repetir ese acto sexual hasta que su necesidad sea satisfecha, o aparezca otra persona que les genere nuevos y mayores apetitos sexuales.
Existen otro tipo de personas que cuando quieren sexo son más directos y van a lo que quieren solicitando con total tranquilidad a la persona que desean que tengan sexo. No se andan con rodeos, y aunque no lo crea, esa estrategia les funciona, no con todas las personas, pero muchas veces se salen con la suya. Igual, logrado su cometido, desaparecen detrás de las sombras.
Hay que tener un buen nivel de discernimiento para poder diferenciar al que quiere tener sexo y a las otras personas para quienes su fin no es ese. Esto es así porque no toda persona galante, amable, formal, detallista, especial, entregado está buscando sexo. Pero la mejor manera de notar si alguien quiere sexo es asfixiándola negándole largo tiempo lo que tanto desea. Esperar resulta ser su peor enemigo, el tiempo es su punto débil.
Las personas que desean sexo son corto placistas y en consecuencia impacientes, aunque sutilmente presionan a través de estrategias de conquista el logro pronto de lo que persiguen. Estas personas tienen claro lo que desean y buscan alcanzarlo en el menor tiempo posible. Por eso, la mejor manera de notar sus claras intenciones es simplemente dándole tiempo al tiempo antes de entregar lo que piden. Normalmente terminan abdicando y se irán en busca de otra persona.
Son egoístas. Esto es así porque lo único que buscan es su satisfacción, no les importan los intereses y anhelos de la otra persona. Utilizan a la gente para sus propósitos.
Son inhumanos. Pues al no tener una estructura nuclear de valores que guíe sus pensamientos y conductas y como no diferencian o no les importa el daño que puedan causar y no les interesa lo que la otra persona pueda estar sintiendo y pueda llegar a sentir. El camino de estos individuos está plagado de retazos de corazones rotos. Si para lograr su objetivo deben hacer que su “víctima” se enamore, lo harán sin miramientos, a la larga no les importa.
Su motivación principal es satisfacer su deseo sexual. Es lo único que buscan. De ahí es que satisfecho su deseo, desaparezcan como por arte de magia, salvo que su deseo sea muy poderoso y quieran seguir obteniendo placer. Pero normalmente una vez satisfecha su necesidad desaparecerán.
Se da el caso de las parejas que se desean mutuamente, en otras palabras, personas que congenian en que el deseo sexual por el otro existe y entonces deciden encontrarse para calmar esos deseos. “Mutuamente Útiles”. Aunque muchos digan que esto es un acuerdo maduro, recuerde que cuando uno de los dos sienta satisfecha su necesidad desaparecerá o cuando aparezca otra persona que motive sus pasiones se irá sin más ni más. Por muy especial que sea recuerde que no le importan sus sentimientos y desaparecerá cuando lo considere necesario.
Los Que Hacen el Amor
Usualmente se relaciona hacer el amor con tener sexo, con tener un encuentro íntimo. No es así. Hacer el amor, es decir, construir amor va mucho más allá que el simple coito sexual.
Las personas de este tipo son bien distintas a las que buscan sexo, empezando porque su mayor interés está cifrado en la realización, la felicidad de la otra persona, acciones que son las que le procuran su mayor satisfacción. De allí que la parte sexual aunque importante y pueda ser anhelada no está dentro de los afanes, puesto que su interés va mucho más allá del contacto físico su actitud es bien distinta. Su motivación es otra, desea profundamente el bienestar de la otra persona y esa actitud suya es lo que le produce mayor satisfacción. De allí a que veamos a individuos así con interés en el bienestar físico, intelectual, social, emocional, espiritual de su pareja o futura pareja.
Cabe aclarar que no es que la sexualidad no importe, lo que quiero decir es que para estos individuos la sexualidad no tiene un fin utilitarista, egoísta y mucho menos inhumana.
Esto es en esencia lo que hace que esta persona construya el amor, haga el amor en todo momento, me refiero a que siempre está procurando el bienestar de la pareja y su conducta está enfocada en eso. Pareciera marcada por el desinterés y aunque no es así, si está concentrado en los intereses de la otra persona y piensa en los intereses mutuos.
En el caso sexual tiene conciencia de las necesidades de su pareja y propias pero apunta a que se de la realización plena de su compañía, eso es lo que hace que estas personas sean grandes amantes, por la sencilla razón de que como no se va a ir apenas se vista continuará creciendo en un vínculo tan íntimo como lo es la relación sexual.
Dentro de sus intereses está el buscar maneras de mejorar la relación, y por eso escucha, aprende y lleva nuevas acciones tendientes a mejorarla.
Lo interesante de una persona así es que comprende que hacer el amor no es sexo, hacer el amor es construir, fortalecer, consolidar bases de la relación y eso se hace en todo momento de allí que la intimidad sea tan fructífera, puesto que son de verdad dos personas las que se aman las que llegan a ese encuentro excepcional para ellos.
Cuestione qué le sucede a su relación cuando a su pareja se mantiene distante, fría, displicente e incluso malhumorada pero insiste en tener intimidad y terminado el acto sexual simplemente se da media vuelta y se deja caer en brazos de Morfeo. Algo no anda bien. Y si este es su caso, igual digo, algo no anda bien entre ustedes.
Ahora bien, se da el caso en que una persona que sólo busca sexo o aquellas parejas “mutuamente útiles” en el sexo terminen enamorándose y entonces pasen a hacer el amor, en otras palabras a construir la relación y ponen como común denominador la realización, el respeto y el deseo de contribución por su pareja y por la relación como tal. Pero tenga cuidado, poner la esperanza en esto va a ser así, es como poner todas las posesiones en una ruleta. La probabilidad de perder es altísima.
Para comprender las diferencias se puede decir que quien quiere sexo su motivación está determinada por satisfacer su deseo sexual, las motivaciones de quien hace el amor, es decir el que construye relaciones sobre la base de asientos sólidos su motivación está determinada por el respeto hacia la otra persona.
El que quiere sexo es corto placista, se desgasta fácilmente si no ha conseguido lo que quiere y termina desapareciendo. El que hace el amor tiene miradas de largo plazo puesto que el sexo no es su mayor motivación cuando se de la relación sexual sabrá disfrutarla y vivirla a plenitud con ánimo del desarrollo armónico de los dos, por el simple hecho de que en verdad la persona con quien comparte este maravilloso momento le interesa.
El que quiere sexo es egoísta, sólo piensa en sí mismo, sólo desea satisfacerse. Ve a su víctima como un objeto a usar y botar. El que construye amor, el que hace amor está bien distante de esto. Respeta y en consecuencia su actuar siempre es conducente a reforzar y validar la calidad humana de su pareja y de sí mismo.
Las relaciones que tienen a uno o a los dos sobre la base de motivaciones sexuales solamente están condenadas a desaparecer. En cambio las otras relaciones que se basan en el respeto mutuo, en la consideración, en los detalles y la iniciativa, dicho de otra manera, aquellas que de verdad hacen el amor, lo construyen son más estables y aunque puede darse el caso de no funcionar, no dejará necesariamente corazones despedazados, rotos e historias amargas a consecuencia de relaciones que se mueven sólo por instintos bajos.